lunes, 19 de noviembre de 2012

ROAD




A escasos seis días del maratón, echo la vista atrás.

Miles de kilómetros en las piernas.  Sangre, sudor y lágrimas...

Una pizca de sangre, litros y litros de sudor y también en ocasiones me acompañaron las lágrimas.  Lágrimas de desesperación, de frustración y también, por supuesto, de emoción.

Imagino los instantes previos a la salida, el cuerpo en tensión acompañado de miles de cuerpos tensos esperando el momento de dar la primera zancada hacia la línea de meta situada 42,195Km más allá.

La tensión que desaparecerá con cada zancada a lo largo de los kilómetros para dar paso a un sin fin de intensas sensaciones, a momentos inolvidables, y llegar poco a poco al agotamiento y a la extenuación.  Y tener que empujar y empujar sin tregua para explorar mis límites a lo largo del camino.

Y saltar los límites o darlo todo por lograrlo.  Todo.

Hoy no se me ocurre mejor manera de dar salida a la tensión de los días previos a la carrera que ponerme las zapatillas y salir a correr por las calles de mi ciudad.




Ok

Let´s run!!





RAAFA DELAGUETTO










                                                        "You keep looking
                                                        but you can't find the woods
                                                        while you're hiding
                                                        in the trees..."
                                            


                                           



 

domingo, 4 de noviembre de 2012

DUELE



Te va a doler.

Poco a poco asumes que va a ser doloroso.

Correr es una tarea principalmente placentera.  Te pones las zapatillas, mallas y demás y sales a correr y a disfrutar de la actividad física y de tu entorno. Es maravilloso.

Hasta ahí todo bien.

La cosa cambia cuando tratas de evolucionar a un nivel más alto, haciendo cada vez más kilómetros cuando te has marcado una meta concreta. En este caso, realizar un maratón.

42,195 Kilómetros y cerca de 4 horas o más corriendo es una medida a tener en cuenta y un desafío interesante e intenso a la vez que de una dureza considerable.

Ya tenemos un par de miles de kilómetros acumulados en las piernas. Seguramente hagan falta menos kilómetros para entrenar un maratón, pero cuando se junta tratar de realizar un objetivo con la pasión por correr, la extensión y el volumen de entrenamiento se multiplica por puro placer.

Dicen que todo placer se cobra un precio, en este caso ese precio es el dolor.

Dolor de tendones, rodillas, espalda, pies...

El maratón está a menos de un mes y no se puede parar ahora, ni siquiera a causa de los dolores que podrían ser lesiones más adelante.  Es hora de tirar de todo lo que tenemos a mano, tirar de pomadas, estiramientos, fisios, libros, radiografías, incluso de médicos especializados.

No es momento de parar, no a las puertas de llegar a nuestro objetivo, no cuando tenemos los dorsales y pronto estaremos saltando para liberar la tensión que se genera en el punto de salida de la carrera.

Es necesario continuar.

Al fin y al cabo, el dolor es algo que va unido íntimamente a la vida.

Tal vez, el dolor es crecimiento.

Alguien dijo que en una carrera de ultradistancia llega un momento en que "el dolor es lo único que te hace saber que sigues vivo"


Así que



LETS RUN!





RAAFA DELAGUETTO










                                                        "Hoy me causé dolor
                                                          para comprobar
                                                          si siento
                                                          aún..."